Érase una vez... un colegio que por unas horas se convirtió en un castillo. Por su patio desfilaron hermosas damas, valientes caballeros y hasta graciosos bufones... que aunque no se sabe si hicieron reir, si que es seguro que orden pusieron.
Después de desfilar bailaron todos juntos, unidos por las manos formando círculos: hacía la derecha, a la izquierda, para dentro, para fuera... divirtiéndose y pasando un rato agradable.
Y para terminar la fiesta todos los habitantes del castillo subieron a sus aposentos a merendar chocolate, que aunque no es muy medieval, si estaba muy bueno y sentó fenomenal.
Muchas gracias a todas las mamás y papás que habéis colaborado en el carnaval.